Cuando me encargaron estos cupcakes no dudé ni un momento en el sabor de los mismos, red velvet.
Los red velvet son unos cupcakes que tienen un sabor único, una textura única y se mantienen perfectamente para trabajar con ellos, y no resultan nada secos.
Como era para una niña, decidí no hacerlos rojos en su totalidad, sino de colores. Cuando los abrieron para comerlos se sorprendieron bastante, porque por dentro estaban hechos de franjas de colores.
Además la pequeña era intolerante a la lactosa, por lo que el frosting de queso que normalmente se suele usar en estos cupcakes no me valía.
Sabía que el fondant que uso y compro en la tienda que ya os he mencionado anteriormente es perfecto para quien tiene este problema, pero no daba con los ingredientes para poder hacer una cobertura idónea y colorida para una niña.
Al final opté por hacer varios, y combinarlos, y de esa forma que la pequeña Isa pudiera decidir cuál quería.
Por lo que me contaron le gustaron bastante, a ella y a sus padres, que tenían en mente además el sabor de los cupcakes ingleses.
Por encima de alguno de ellos hay espolvoreado azúcar de colores. Usé también sprinkles de corazones de colores y perlas plateadas.
En las cajas que podemos encontrar en las tiendas de repostería especializadas quedan bastante bien guardados e idóneos para regalarlos.
Espero que os gusten tanto como le gustaron a Isa y su familia.
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