Lucía es una niña, bueno ya una mujercita, a la que le encantan los caballos, por lo que su madre tuvo muy clara la idea que quería para la tarta: Caballos.
No quería fondant por fuera, porque no es niña de gustarle mucho el dulce, y tampoco chocolate, así que el relleno fue de crema pastelera y la crema de fuera crema de nubes aromatizada con algodón de azúcar. La teñí de verde para que todo ello fuera un conjunto, y ahora veréis el por qué:
Aquí están los dos caballos reposando, en medio del prado, en un claro rodeados de arena, con el pienso tras de sí, y el agua para cuando tengan sed...
La arena, para quién no lo sepa, está hecha de galletas maría trituradas, y el agua con piping gel teñido de azúl. Todo lo demás está hecho con fondant, y la verdad es que me gustan muchísimo como quedaron los caballos. Es más, se de una que cuando los vió me dijo: Tata, yo quiero que me hagas un caballo, vale? Asi que la tata (osea, yo), ya tiene apuntado en su lista de tareas pendientes hacer un caballo para Lucía... Seguro que hago algo más, porque ya sabéis que yo, me pongo me pongo y no paro...
La tarta gustó mucho, Ángela la madre de Lucía me dijo que estupenda, que les gustó a todos, y que además Lucía quería llevar Cake Pops para el cole y sorprender a sus compañeros. Se está poniendo de moda el llevar Cake Pops al cole, cosa de la cuál me alegro porque es mucho más sano y natural que los caramelos.
Por qué los días no tienen más que 24 horas???
Me faltan horas para todo lo que quiero hacer y dejo pendiente...
Besos.
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