Esta tarta fue un encargo para hacerlo en dos días, y como digo yo, ya metidos en laberinto...
La madre de Laura me llamó y me dijo que quería una tarta para su hija, y me dijo que la gustaba mucho París.
Y bueno pensando en qué hacer, estaba claro que una torre Eiffel no me daba tiempo porque el fondant no se iba a secar, pero claro lo más típico de París es eso precisamente.
Así que esto fue lo que hice, desde luego a mi me gustó mucho y por lo que me dijeron más tarde, a ella también.
Creo que lo mejor de esta tarta es precisamente todo lo que quiere decir y lo sencilla que es.
En rosa y negro, quedó impresionante. Todos los que vieron la tarta cuando la llevé quedaron encantados. Y bueno, dan ganas de estar en la terracita de la tarta, a que sí?
Era un bizcocho aromatizado con fresa, relleno de ganache de chocolate blanco y mermelada de fresa.
Os venís a París?
Besos.
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